Ingredientes:
– 4 tomates bien rojos.
– 1/2 barra de pan duro.
– 1/2 vaso de buen aceite de oliva virgen.
– Unas gotas de vinagre.
– 1 ajo hermoso.
– 1 yema de huevo (opcional, si lo quieres vegano pasa del huevo).
– Sal y comino.
Elaboración:
Para mí uno de los platos veraniegos más ricos y fáciles de preparar. Hay muchas variantes, pero mi receta, que conseguí obtener de una abuela cordobesa tras mucho suplicarle que me la diera, es como sigue: En un recipiente lo suficientemente grande se ponen kilo y medio de tomates rojos bien maduros, media barra de pan duro, un ajo grandecito, 1/2 vaso de aceite de oliva virgen, unas gotitas de vinagre, comino, sal y la yema de un huevos duro (opcional). Se bate todo a conciencia, se prueba de sal, y si te mola lo adornas con trocitos de huevo duro. Lo importante es que los tomates y el aceite sean buenos, me dijo la abuela cordobesa, después de dos manzanillas…, y una vez que me reveló el secreto se le soltó la lengua y me largó del tirón todo la receta adornada con jugosas anécdotas familiares, algunas bien picantes, por cierto.
Nota: Con el tiempo he comprobado que le van de lujo los frutos secos (especialmente las almendras), pero neutralizan bastante el toque del ajo, con lo que habría que ponerle unos o dos dientes más.