– Arroz (yo usé basmati, pero puedes utilizar la variedad que más te guste, o sencillamente la que tengas a mano).
– Trampanhuevo (harina de garbanzos con agua, vinagre de manzana y bicarbonato, que bien batido es ideal para rebozar o aglutinar).
– Alga wakame (opcional, si no te gustan el sabor marinero de las algas quedan muy ricos también sin wakame).
– Levadura de cerveza (un buen puñado para la mezcla y otro para rebozar).
– Ajo, perejil, sal, pimienta, kala namak (si tienes) y aceite de oliva para freír.
Elaboración:
En primer lugar preparamos el trampanhuevo (una cucharada sopera holgada de harina garbancera, un poco de agua, un chorrito de vinagre de manzana y una pizca de bicarbonato, todo bien batido), le añadimos el arroz y el resto de los ingredientes. El siguiente paso podemos hacerlo de dos maneras: batiéndolo todo para que quede más compacto, o bien, si hemos usado un arroz glutinoso, simplemente mezclándolo bien. Finalmente rebozamos en levadura de cerveza (o pan rallado), del cuenco a la sartén, freímos en aceite bien caliente, y de la sartén al plato sin pompa ni boato.
Nota: Son ideales para acompañar potajes y pucheros, y también para mojar en alguna salsa rica, tipo romesco o alioli. Con un chorrito de salsa tamari, junto al toque marino del alga wakame, parecen de bacalao.
– 3 tazas cafeteras de arroz basmati.
– 6 tazas de agua.
– 1 chalota hermosa (o dos cebolletas).
– 1 diente de ajo.
– 1 cucharita de curry.
– 1/2 cucharita de canela.
– 1 pizca de azafrán.
– 1/2 taza de anacardos crudos.
– 1/4 taza de pasas.
– Perejil.
– 3 cucharas de aceite de oliva, sal y pimienta.
– 1 chorrito de salsa de soja tamari.
Elaboración:
Pochamos la cebolla cortada fina junto al ajo picado, las pasas y los anacardos…, una vez que esté todo bien pochado añadimos el curry y la canela, removemos bien y ponemos el arroz basmati. Finalmente agregamos el azafrán, el agua (o un caldo de verduras), la sal y la pimienta. Chup-chup a fuego lento 15 ó 20 minutos, perejil picado por encima, chorrito de salsa tamari y aaaaaaa goooooozarrrrr.
– 1 cebolleta hermosa (o chalota, o allium cepa corriente y moliente de toda la vida).
– 3 ajos.
– 6 aceitunas verdes sin hueso.
– 4 cucharadas soperas de salsa de tomate (cuanto más casero más gozadero).
– 1 buen chorro de vino blanco.
– Sal, aceite de oliva y especias (orégano, pimentón, cayena y pimienta).
Elaboración:
Remojamos la soja texturizada media hora (en agua con un chorrito de tamari o salsa de soja queda ideal). Mientras tanto pochamos la cebolleta, el ajo y aceitunas verdes, todo bien picado. Cuando esté listo el sofrito añadimos la soja ya escurrida, la sal, el orégano, el pimentón, una punta de cayena (si te gusta picantón ponle punta y media), el vino blanco, dejamos que evapore un poco y agregamos la salsa de tomate (si se queda muy seco puedes ponerle un poco del agua con tamari en el que has rehidratado la soja, que le da un sabor muy rico). Dejamos maride y reduzca a fuego lento, probamos y corregimos si es necesario, y a gozarlas calentitas y humeantes.
Nota: Para hacerlo redondo lo ideal es acompañar este delicioso picadillo trampanchoricero con un rico colón de Salamanca.
También está delicioso entrepanes…, tostamos un poco, añadimos las chorichichas y un poco de queso vegano por encima, fundimos, y a gozar.
O como relleno para canelones, lasañas, volovanes, empanadas…, y ya si le pones unos boletus bien picaditos, o champiñones, o seta shiitake, la cosa se vuelve pleorgásmica.
Es muy plato muy acompañable, le va casi todo, por ejemplo unos taquitos de berenjena asada con un poco de salsa de druida, que le quedan ni tintaos.
– Pan del día anterior (al ser mini torrijas yo lo hice con baguette integral).
– 1 vaso magnífico de veche de soja (también le va de perlas la de arroz, avellanas, almendras, avena o la bebida vegetal que tengas).
– 50 g de harina de garbanzos (más o menos).
– Para el trampamhuevo: un chorrito de limón, un chorrito de la veche que hayas elegido, aquafaba (es el líquido que viene en los botes de garbanzos y que, insensatamente, solemos tirar…, si no tienes pues, naa, un poco más de veche y listo) y una pizca de bicarbonato.
– Un trocito de cáscara de naranja y otro de limón.
– Aceite de oliva virgen (para freír).
– Panela (o azúcar normal) y canela (para espolvorear al final). .
Elaboración:
Tan sencillas como las torrijas de toda la vida, pero sustituyendo la leche de vaca por veche de avena (o cualquier otra leche vegetal que te guste), y el huevo por trampanhuevo (harina de garbanzos, aquafaba, un chorrito de limón, un poco de bicarbonato y, si lo pice, un poco de veche de soja)…, lo demás exactamente igual. Cortamos el pan del grosor del un dedo pulgar de la mano de un pianista, lo mojamos en la leche vegetal (a la que añadiremos 3 cucharadas de azúcar moreno y las cáscaras de limón y naranja), rebozamos en la harina de garbanzos (previamente batida con el chorrito de veche de avena, el de vinagre de manzana y el bicarbonato). Finalmente las freímos en aceite de oliva bastante caliente, las escurrimos bien, las embadurnamos con azúcar y canela (donde las dejamos un momento antes de impregnarlas bien para no quemarnos los dedos por glotones) y a gozar.
Nota autolaudatoria: Valentina, que tiene un pico archisibarítico y un espíritu hipercrítico, me dijo que estaban «torricas» (después de zamparse cuatro), de ahí el nombre. Y Reyes, cuando le comenté que eran veganas, pensó que le estaba tomando el pelo.
Nota aromática: No es que lo necesiten, pero si te mola lo cítrico, admiten con agrado y donosura un poco de ralladura…, naranja, limón, lima… o mezcla.
Nota empírica: Sirope de dátil, todo un hallazgo… En lugar de embadurnarlas todas en panela (o azúcar de caña) y canela, pon en algunas un chorrito de sirope (si no tienes de dátil también le van bien el de arce o el de agave).
Nota penúltima: Si cuando las mojes, le pones a la veche de avena, junto al azúcar y las cáscaras cítricas, unas gotas de agua de azahar, y luego, una vez acabadas las torrijas, las presentas con una frutilla escarchada, habrás inventado las «rosconrrijas»… (Bueno, las he inventado yo, pero te doy permiso para decir que has sido tú 🙂
Nota última (a modo de resumen): Después de hacer muchas, he comprado que el punto de las torrijas veganas está en hacer el trampanhuevo con aquafaba, harina de garbanzo, un chorrito de limón, un poco de bicarbonato, y veche de soja hasta que la mezcla queda ligera y burbujera. Por otro lado, calentamos en una cazuela de barro la veche de soja con bien de azúcar (la blanca es menos sana, pero más genuina), una monda de naranja, y otra de limón. Y cuando se atempere mojamos el pan (una barra normal, comprada y cortada dos días antes para que esté durita y no se rompa al mojarla es lo ideal), pasamos por el trampanhuevo, freimos en aceite de oliva virgen bien caliente, y luego espolvoreamos o rebozamos con una mezcla de azúcar y canela.
– 1 manojo de espárragos verdes, 1 puerro, 1 lata pequeña de guisantes y unos champiñones cortados en cuadraditos (aunque le puedes poner las verduras que quieras con estas queda muy rico.
– 1 litro de caldo de verduras (yo lo hice cociendo la parte más dura de los espárragos, un poco de apio y una zanahoria).
– Sal, pimienta y especias al gusto (curry, pimentón, jengibre, cilantro…)
– 1 manojito de alga wakame (si tienes y te gusta) y un chorrito de salsa de soja.
Elaboración:
Se sofríen las verduras. Se añade el caldo, las especias, el wakame y la sal…, dejamos hacer chup-chup lentamente el tiempo que podamos permitirnos. En el último momento, con el fuego al mínimo para que conserve todas sus propiedades, añadimos el miso (un fermentado hecho a base de semillas de soja, cereales y otros ingrediente) y los guisantes, también, si nos gusta, un chorrito de salsa de soja. Esta sopa japonesa (miso en japonés significa «fuente de sabor») es de por sí deliciosa, pero si quieres convertirla en un plato completo y por lo tanto único puedes añadir unos garbanzos, alubias, quinoa, mijo…, lo que más te guste…, yo le puse unos fideos.
Inspirada en la archiconocida salsapringue (nombre de mi invención), es una versión mejorada y para mi gusto deliciosa y al borde de la excelencia.
Ingredientes:
– 4 tomates secos en aceite (con su aceite).
– 1 bote de aceitunas negras.
– 6 anacardos (o avellanas, o nueces, o mezcla).
– 1 ajo hermoso.
– 1/2 cucharadita de orégano.
– 2 hojas de albahaca fresca.
– 1 chorrito de aceite de oliva.
– 1 pizca de sal.
Elaboración:
Se mezclan todos los ingredientes en el vaso de batir y se le da candela hasta que quede una crema con una textura untuosa y consistente. Para hacerla mas fina y que no quede demasiado espesa podemos añadir un poco de agua, hasta lograr la textura que más nos guste. Adornamos con una hojita de albahaca y un anacardo, si nos pluge, añadimos un hilito de aceite de oliva, si nos mola, y a untar regañás.
– Especial al gusto. Yo le puse 2 clavos, pimienta, comino, sal, pimentón, cilantro, perejil y finas hierbas.
– Frutos secos (un puñadito).
Elaboración:
Se ponen a cocer las lentejas con las verduras y las especias. Una media hora después se baten las verduras con un poco de perejil y cilantro crudso y unos frutos secos, se añaden a las lentejas y en el último momento se pone el chorizo y la crema de morcilla (vegana, por su puesto).
Nota: Si te apetece también le puedes añadir chorizo y morcilla veganos, que quedan muy ricos. Yo los preparo en casa, pero se pueden encontrar fácilmente en tiendas especializadas.