
Ingredientes:
– 1 lata de tomates pera de kilo (o, si es temporada, tomates de la huerta),
– 1 pimiento rojo hermoso.
– 2 pimientos verdes.
– Unos 200 g de soja texturizada gruesa.
– Harina de garbanzos.
– Aceite de oliva, sal, ajo en polvo, pimienta negra, tomillo, romero y una hoja de laurel.
Elaboración:
El pisto manchego, -me dijo la madre del novio de mi prima-, solo lleva tomate y pimiento rojo…, el truco es no parar de mover, y cuando el pimiento se deshaga, ya está…
Esto sucedió hace muchos años en El Toboso, pueblo de Toledo y de la célebre Dulcinea. Y la verdad es que jamás he probado un pisto tan delicioso como aquel.
Ciertamente el truco es fuego lento y cuchara de palo, pero lo primero es partir el pimiento rojo en daditos pequeños y sofreír en aceite de oliva hasta que se ablande un poco, luego añadimos el tomate, las sal, la especias, y remover, y remover, y remover, y remover, y remover, y remover, y remover, y remover a fuego lento… (si no tienes tiempo ni paciencia para remover tanto, tápalo y remueve menos, el resultado es casi igual de orgásmico). Por otro lado habremos puesto en remojo la soja texturizada gruesa con un poco de tamari o salsa de soja (opcional) hasta que se hidrate bien, luego escurrimos, enharinamos y freímos en aceite de oliva bien caliente. Cuando esté bien dorada la ponemos sobre papel absorbente y reservamos. Los pimientos verdes es un agregado a la receta original que me saqué de la manga, pero que le queda realmente bien…, podemos usar un poco del aceite que hemos empleado con la soja para freírlos y los reservamos para mezclar en el último momento, junto a los rebozaditos, con el pisto. Mezclamos todo bien, dejamos unos o dos minutos para que mariden los sabores, y a la mesa con una hogaza de pan candeal, una botella de Jaloco y unas aceitunas de Zafra de las que me trae Jara de su pueblo.