
Ingredientes:
– 400 g de beans (las alubias más blancas que tengas).
– 2 cebollas.
– 2 zanahorias.
– 1 pimiento rojo.
– 2 tomate hermosísimo.
– 1 ajo cabezón.
– 1 puerro (opcional).
– 1 ñora o pimiento choricero (opcional, se puede sustituir por un poco de pimentón dulce).
– 1 cucharada de mostaza antigua.
– Pimienta, sal y finas hierbas al gusto.
Elaboración:
Los ingleses hacen la salsa por un lado y las beans por otro, pero menos laborioso hacerlo todo junto…, el resultado es el mismo o mejor. Las he llamado desmochufizadas porque en el Reino Unido, que suelen tomarlas para desayunar, a veces las hacen demasiado dulces, añadiendo mucho azúcar (en mi caso he preferido poner más verduras que desprenden dulzor, como el pimiento rojo, la cebolla y la zanahoria); y lo que es peor, aquello que es insano e innecesario: colesterol, grasas saturadas y crueldad (es decir, bacon). Así quedan mucho más ligeras, sabrosas y saludables, sobre todo cuando tienes unas alubias blancas tan ricas como las que me regaló mi amiga Isabel. El proceso no varía respecto a cualquier otra legumbre, se ponen en remojo la noche anterior y se cuecen a fuego lento con las verduras, las especias y la mostaza. Una vez que estén al dente las alubias se tritura la verdura bien fina, se añade el triturado a la olla y se dejan cocer al parsimonioso chup chup hasta que estén blanditas.
Nota: Si eres un poco capsicófago* y te gusta el picante, las puedes acompañar con una rica guindilla.
*Capsicófago: Comedor de guindillas. Por una especie de «masoquismo benigno» y endorfínica anestesia, la capsaicina, una sustancia endiabladamente picante ha esclavizado a 1/3 de la población convenciéndola de que «pain is good». Mi amigo Suka, por ejemplo, es un ilustre capsicófago. La cosa es que «todas las moléculas que crean dependencia activan un área cerebral implicada en la gestión de mecanismos de recompensa, es la respuesta a estímulos como la comida, el agua, el sexo o la droga, cosas con las que el cerebro nos recompensa produciéndonos placer, y por lo tanto induciéndonos a repetir la acción, creando así una adición».

Y aquí Mister Bean, por si alguien aún no sabe cómo es un mochufo.