
Ingredientes (para cuatro, o dos si son muy glotones):
– Garbanzos, 80 g en seco por persona.
– 3 ó 4 patatas.
– Setas shiitake, basta con dos 2 ó 3 setas frescas por persona (también se puede añadir algún boletus y/o níscalo, seta de cardo, macrolepiota, rebozuelo, etc…)
– 1 manojito de acelgas (o espinacas, o bledos, o amarantos, o nada verde si no eres verderón).
– 2 hojas de laurel.
– Caldo de verduras (yo se lo puse de puerros, si no tienes puedes ponerle una pastilla de caldo de verduras o agua a secas [a Roberto le encantará este oximoron]).
– 1 diente de ajo (o dos si eres ajera).
– 1 puerro.
– 1 zanahoria.
– 1 chalota (o cebolleta, o cebolla).
– 1 tomate.
– 1/2 cucharadita de comino.
– 1 cucharadita de pimentón dulce.
– 1 puñadito del tomillo druídico del que está entre las disyunciones graníticas caballeras bajando la ladera de las tarántulas que llega hasta el Tormes (si el guiso no te pilla en el albergue de Navacepeda le puedes poner tomillo seco de bote o incluso finas hierbas).
– 1 cucharada de tomate concentrado (si no tienes, pónselo desconcentrado, o dos tomates en lugar de uno).
– 1 cucharada de ñora o 1 pimiento choricero de los de Luis.
– Aceite de oliva.
– Sal y pimienta (y si quieres más especias) al gusto.
Elaboración:
Lo primero es poner los garbanzos en remojo la víspera. Para el siguiente paso conviene imprimarse con algún padawan de druida que te ayude a cortar los puerros, la zanahoria, la chalota, el ajo, el tomate, el otro tomate (y el resto de verduras y verderas que vayas a echarle a la marmita)…, eso sí, Marga, es importante que sea en brunoise. A continuación hay que lavar, pelar y chascar las patatas. Luego limpiar bien las setas shiitake cortarlas en tiras Y…
…Y aquí llegamos a un camino que se bifurca, un ramal es llano y otro escarpado. El llano pasa por echarlo todo a la olla, cubrirlo con el caldo y chup chup hasta que los garbanzos estén tiernos; y el escarpado por sofreír las verduras y las setas en un poco de aceite de oliva, y una vez pochadas añadirlas a la marmita con los garbanzos y las patatas chascadas. Una vez que has elegido tu opción (nosotros, accidentalmente, nos fuimos por la más escarpada) ya solo queda sazonar, especiar y disfrutar del aroma y el burbujeo de la marmita.
Ni que decir tiene que queda más rico si lo haces a fuego lento, removiendo de vez en cuando, probando, rectificando, tomando una copa de vino con tus cofrades y charlando del mar y los peces.
Nota 1: Yo no se lo puse, porque ya estaba bastante sabroso, pero siempre le va bien un majado de avellanas, ajo, pan frito y perejil, o un poco de salsa druídica (generaciones de druidas han protegido con su vida el secreto de esta receta…, yo la publicaré en breve).

Nota 2: Esta marmita se la dedico a toda la compaña de lluviandantes (ellas ya saben), y especialmente a Lucia y Bernardo, a Lucia porque se acuesta y se levanta como los mirlos, cantando…, bueno, y porque me la pidió; y a Bernardo por esa frase tan bonita que me dijo y que me llegó al alma: «Pedro, sobre esta marmita edificarás tu cocina».