Ingredientes:
– 2 naranjas.
– 1 yogurt natural de soja sin edulcorar.
– 3 vasos con la medida del yogurt de harina (si es para bizcochos mejor, o también se puede tamizar).
– 1 sobre de levadura.
– 2 vasos con la medida del yogurt de azúcar de coco o panela (si no eres muy dulcero ponle vaso y medio).
– 1 vaso con la medida del yogurt de aceite de oliva.
-1 puñado de nueces.
– La ralladura de una naranja.
-1 pellizco de canela, unas gotas de agua de azahar y una pizca de sal.
Elaboración:
Pelamos y trituramos las naranjas con cuidado de que no queden pepitas (rallando primero una para añadir luego la ralladura), añadimos el yogurt, el azúcar, el aceite, la ralladura de naranja, la canela, la pizca de sal, las gotas de agua de azahar y trituramos un poco más para que todo se integre bien. Agregamos la harina (en la que habremos puesto ya la levadura) y mezclamos todo muy bien (si la tamizamos antes y batimos insistentemente, conseguiremos que coja más aire y bizcochee de lo lindo). Ponemos en un molde engrasado y al horno unos 45 minutos a unos 180 ó 200 grados, dependiendo del horno.
Nota: La repostería es irónica, así que tienes tres posibilidades: que todo vaya como la seda y te quede una textura de bizcocho, que vaya como el cul… y la textura sea de tarta, o que te pase como a mí y el resultado sea un tartichocho. En cualquier caso, al margen de la textura, es un bocado delicioso, y más (me lo ha soplado una ninfaunilla onírica) si la dejas de un día para otro.