Ingredientes:
– 250 g de alubias de Cantabria (o de las que tengas).
– 1 manojo hermoso de grelos.
– 5 patatas.
– Caldo de verduras (yo lo hice cociendo los tallos más duros de los grelos, aunque vale cualquier caldo de verduras).
– 3 ajos.
– 75 ml de AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra).
– 1 cucharada de pimentón.
– Sal al gusto.
Elaboración:
Se dejan en remojo las alubias (lavadas, para aprovechar luego parte del agua, que contiene tanto sabor alubial como nutrientes). Previamente preparamos un caldo de verduras con los grelos (o repollo, o puerros, si no hay grelos), se cuecen las alubias blancas (se llevan a ebullición un momento, que aprovecharemos para desespumar, se baja a burbujeo lento y se dejan como una hora para que estén requeteblanditas, moviendo siempre la olla, claro, si metemos la cuchara se rompen), se añaden las patatas chascadas para que suelten almidón, agregamos la sal (al gusto), esperamos a que patatas y judías estén bien blanditas (una media hora a fuego lento), sacamos unas pocas (judías y patatas) y las batimos, volvemos a introducirlas en la olla para engordar el caldo, añadimos los grelos bien lavados y cortados en tiras (si no tienes grelos, puedes ponerle acelgas, espinacas, bledos, amaranto, hojas de malva…) y dejamos que siga haciendo chup chup hasta que estén tiernas (unos 25 minutos). Por otro lado habremos rehogado en AOVE tres ajos bien picados, a los que añadiremos una cucharadas de pimentón dulce de la vera (fuera del fuego), y reservaremos para en el último momento, unos cinco minutos (son cinco minutos, pero huele tan bien que, como decía Víctor Jara, «la vida es eterna en cinco minutos») antes de ir a la mesa con el puchero humeante.