Ingredientes:
– Una bolsa de patatas fritas con sabor a huevo (si no tienes le puedes poner de las normales, y en todo caso añadir un pelín de kala namak, como hice yo…, pero tampoco tienes kala namak, nada, no problemo).
– Bebida de soja sin azúcar (lo que te pida la mezcla).
– Harina de garbanzos (o algún preparado tipo easy egg).
– Cebolla frita o deshidratada.
– Aceite de oliva (un chorrito para engrasar la sartén).
Elaboración:
Se bate la harina de garbanzos (o easy egg, si le pones harina de garbanzos le puedes añadir un chorrito de vinagre de manzana y un poco de bicarbonato para que no sepa a crudo, o bien mezclarla con harina de maíz) con la bebida de soja (o nata de soja, la cantidad es a ojo, cuando tenga la textura untuosa del huevo batido, es que esta perfecta), se añaden las patatas fritas machacadas y la cebolla frita, se remueve hasta integrar bien todo, y a la sartén dos o tres minutos por cada lado. El proceso no lleva más de ocho minutos. Si te apetece le puedes añadir especias al gusto (yo le puse un poco de ajo en polvo y pimienta), sobrasada vegana, perejil, setas, algún veso…, lo que más te guste.
Nota: Sí, ya sé que no es redonda, pero es que últimamente estoy por romper moldes y variar geometrías, así que… ¡Abajo la redondez…! ¡Viva lo amorfo…! Sobre todo si está amorficilicioso. Y como todo lo amorfo es pareidólico, yo en esta amorfortilla me veo reflejado…, es el contorno del «cabesorro» (que diría mi madre) que se me ha quedado después de la cuarentena…, eso, o un arbolillo de brócoli amarillo, no sabría decir.