
Ingredientes:
– Pan y quesito (flor de la acacia).
– 2 cucharadas de harina para rebozado Yolanda (o harina de garbanzo).
– Aquafaba (o bebida de soja). Lo que pida la harina para formar el trampanhuevo, en mi caso fue suficiente con el aquafaba de un bote de garbanzos.
– Media cucharada de bicarbonato.
– Un chorrito de zumo de limón.
– Sal y pimienta al gusto.
Elaboración:
Se hace el trampanhuevo mezclando bien todos los ingredientes menos la flor de acacia, que se añade al final, cuando ya tengamos lo demás bien integrado y sin grumos. Mientras tanto calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén y ponemos la masa a fuego medio. Vamos moviendo para que no se pegue, damos la vuelta cuando esté dorada por un lado, dejamos dorar por el otro, y a yantar.
Las flores se funden con el calor y quedan cremosas, y con increíble sabor a «quesito», de ahí su nombre.
Esta tortilla (que es ideal para tomarla en bocata) solo se puede comer a finales de abril y principios de mayo, que es cuando la acacia (Robinia pseudoacacia) está en flor.
