Tortitas chinas con cebolletas de primavera (V)

Ingredientes:

– Un manojito de seis u ocho cebolletas chinas de primavera (si no tienes y te da pereza buscarlas, aunque las tienen en casi todas las tiendas de productos orientales, puedes usar ajetes).

– Un puñadito de cilantro.

– Siete cucharadas soperas colmadas de harina de trigo.

– Media taza de agua hirviendo.

– Un poco más de agua fría, o caldo de verduras, o marmite diluido.

– Sal, pimienta y aceite de sésamo.

Para la salsa cuatro estaciones:

– Vinagre de arroz, aceite de sésamo, tamari, mostaza, sirope de agave y pimienta.

Elaboración:

Mezclamos la harina y la sal con el agua hirviendo (la harina se precocerá), dejamos reposar un poca, agregamos el agua fría (caldo o marmite diluido), la pizca de pimienta y amasamos. Debe quedar una masa tersa, dúltil y flexible, pero no pegajosa, con lo que si se pega agregamos un poco más de harina, pero sin pasarse (también, opcionalmente, se le puede poner un poco de levadura). Dejamos reposar un cuarto de hora y estiramos la masa con un rodillo formando un rectángulo (más o menos).

Por otro lado lavamos y cortamos las cebollas de primavera y el cilandro, lo ponemos en el centro de la masa extendida (que habremos rociado con un poco de aceite de sésamo) y enrollamos formando un rulo, que cortaremos en partes iguales, aplastaremos a mano o con rodillo hasta formar las tortitas, y haremos a la plancha en una santer untada con aceite de oliva o de sésamo. Se tienen que dorar bien por ambos lados, pero evitando que queden demasiado secas. Se comen calentitas acompañadas con la salsa cuatro estaciones (para lo que que solo hay que mezclar los ingredientes en las proporciones que más se ajusten a tu gusto y darle varilla), o la que más te guste, o sin salsa.

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Bocaditos morunos (V)

Ingredientes:

– Soja texturizada gruesa (que hidrataremos con agua, tamari, y especia trampampóllica)

– 1 cebolleta (o cebolla) picada finamente.

– Un buen chorro de zumo de limón.

– 5 dientes de ajo majados.

– 2 cucharadas de buen pimentón (dulce, picante o una mezcla de ambos).

– 2 cucharadas de comino majado o molido.

– 1/2 cucharadita de pimienta negra recién molida (o molida in illo tempore, como la tengas).

– 1 pellizco de hebras de azafrán (o cúrcuma, si no tienes azafrán).

– 1 pellizco de canela molida.

– 1 pellizco de cayena (si te gustan picantes).

– 2 hojas de laurel.

– 3 ramas de cilantro fresco bien picado.

– 1 cucharadita de sal.

– Un buen choro de AOVE.

Elaboración:

Hacemos el adobo con todos los ingredientes menos la soja texturizada, que rehidrataremos con agua, tamari y, si quieres y tienes, un poco de especia trampampóllica. Una vez bien hidratado escurrimos, mezclamos con el adobo y dejamos maridando toda la noche en la nevera. Al día siguiente, una vez que ha tomado bien el sabor los cocinamos a fuego fuerte, a la plancha o parrilla, un par de minutos por cada lado. Si lo prefieres los puedes hacer pinchos, e incluso hacerlos fritos o al horno en lugar de a la plancha. Le van que ni tintás unas papas fritas con su salsa provenzal, o su poca de sal, si no estás para salsas.

Ensalada Cleopatra (V)

Ingredientes:

– Mezcla de lechugas.

– Rúcula.

– Tomates cherry.

– Nueces.

– Pan frito.

– Escalope vegano trampampóllico (opcional, el que yo le puse lo puedes encontrar en Lidl)

– Tofu ahumado en tacos (opcional, hay muchos sabores, puedes elegir el que más te guste)

Para la salsa: aceite de oliva y sésamo, vinagre de manzana, sirope de ágave, un chorrito de tamari o salsa de soja, un pepinillo en vinagre cortado en daditos, alcaparras, una cucharadita de mostaza antigua, pimienta y una pizca de sal.

Elaboración:

Preparamos la salsa poniendo en un bol todos los ingredientes y dándole varilla has que que mariden bien.

Por otro lado cortamos la lechuga, la rúcula, los tomatitos cherry y los ponemos en una fuente bonita, añadimos las nueces peladas, el pan frito, el tofu ahumado y los trocitos de escalope (si decides ponerlos), aliñamos con la salsa y a yantar.

Nota: Era justo y necesario que, puesto que César ya tenía su ensalada, Cleopatra tuviera la suya.