
Ingredientes:
– Un manojito de seis u ocho cebolletas chinas de primavera (si no tienes y te da pereza buscarlas, aunque las tienen en casi todas las tiendas de productos orientales, puedes usar ajetes).
– Un puñadito de cilantro.
– Siete cucharadas soperas colmadas de harina de trigo.
– Media taza de agua hirviendo.
– Un poco más de agua fría, o caldo de verduras, o marmite diluido.
– Sal, pimienta y aceite de sésamo.
Para la salsa cuatro estaciones:
– Vinagre de arroz, aceite de sésamo, tamari, mostaza, sirope de agave y pimienta.
Elaboración:
Mezclamos la harina y la sal con el agua hirviendo (la harina se precocerá), dejamos reposar un poca, agregamos el agua fría (caldo o marmite diluido), la pizca de pimienta y amasamos. Debe quedar una masa tersa, dúltil y flexible, pero no pegajosa, con lo que si se pega agregamos un poco más de harina, pero sin pasarse (también, opcionalmente, se le puede poner un poco de levadura). Dejamos reposar un cuarto de hora y estiramos la masa con un rodillo formando un rectángulo (más o menos).
Por otro lado lavamos y cortamos las cebollas de primavera y el cilandro, lo ponemos en el centro de la masa extendida (que habremos rociado con un poco de aceite de sésamo) y enrollamos formando un rulo, que cortaremos en partes iguales, aplastaremos a mano o con rodillo hasta formar las tortitas, y haremos a la plancha en una santer untada con aceite de oliva o de sésamo. Se tienen que dorar bien por ambos lados, pero evitando que queden demasiado secas. Se comen calentitas acompañadas con la salsa cuatro estaciones (para lo que que solo hay que mezclar los ingredientes en las proporciones que más se ajusten a tu gusto y darle varilla), o la que más te guste, o sin salsa.