Ingredientes:
– 1 pimiento verde.
– 1/2 pimiento rojo.
– 1 hoja de laurel.
– 2 ajos hermosos.
– 1 lata pequeña de tomate triturado (o un par de tomates).
– 1 bloque de seitán (también le va la soja texturizada, si no tienes seitán).
– 1/2 cebolleta.
– 1 puerro.
– 2 zanahorias.
– 2 patatas.
– 1 cucharada de harina (la que quieras).
– 1 chorrito de vino blanco.
– 1 cucharadita de mostaza antigua.
– Sal, finas hierbas, pimienta negra, pimentón y aceite de oliva.
Elaboración:
Esta noche he soñado que mi abuela era húngara, y que me hacía un goulash vegano. Me ha encantado ver cómo se ponía pochar los pimientos, la cebolleta, el ajo, el puerro y la hoja de laurel en aceite de oliva…, a los cinco minutos le ha agregado la harina, unas vueltas y a los diez minutos ya olía toda la casa que alimentaba, sobre todo cuando a añadido un chorro blanco, que al evaporarse lo ha inundado todo de aromas. Dos minutos más reduciendo con el vino y le ha puesto las aceitunas rellenas de pimiento (tan andalhúngaras ellas), el tomate triturado, el pimentón, la patata y la zanahoria en trocitos medianos, las especias, la cucharadita de mostaza antigua y la sal. Por otro lado ha cortado el seitán en láminas finas y lo ha sofrito en aceite de oliva, una vez dorado le ha añadido un chorrito de tamari fuera de la sartén, fumarola y a la olla. Lo ha removido con ese salero tan suyo, y chup-chup marmitero a fuego mínimo.
Nota: Aunque he seguido casi al pie de la letra la receta de mi abuela onírica, me he permitido la licencia de ponerle una cucharadita de marmite, un botecito de guisantes, y otro de champiñones, que le van que ni tintaos. Si no tienes marmite atrévete con una onza de chocolate negro.
Nota 2: Huelga decir que un machado de ajo, perejil y avellanas (o almendras) le pone un «or» al «gasmo» gastronómico en cualquier guiso.