Ingredientes:
– 350 g de harina panificable o de fuerza (la de repostería no vale, es muy floja).
– 240 g de agua.
– 7 g de sal.
– 3 g de levadura fresca, o 1 g de levadura en polvo de panadero.
Nota: Las cantidades deben ser gramométricamente exactas.
Elaboración:
Se disuelve la levadura en el agua y se mezcla con el resto de los ingredientes, hacemos una masa que debe quedar pegajosa. Tapamos y a los diez minutos estiramos con cuidado de un extremo y plegamos, volvemos a tapar y hacemos lo mismo pasados 15 minutos. Hacemos un tercer tapado, esta vez con papel film, y a la nevera toda la noche. Al día siguiente ponemos la masa con un poco de harina sobre la bandeja del horno, encima de un papel de hornear, le damos la forma de dos panes, tapamos hora y pico, les hacemos un par de cortes, y listos para hornear. Primero precalentamos el horno a 250 grados durante diez minutos con una bandeja debajo donde pondremos agua pasados los diez minutos. Metemos la bandeja con los panes encima, dejamos 10 minutos más y sacamos la bandeja del agua, finalmene esperamos otros 20 minutos con el horno a 220 grados (en el mío, que es el vetusto morlo, necesitó 25 minutos) a que se haga el pan crujiente y esponjoso.
La receta original la tenéis en la página de Raquel, a cuyo canal de Youtube os recomiendo que os suscribáis: https://www.youtube.com/watch?v=eVrHoDLdCZc&feature=em-uploademail
Nota: Otra cosa chachi que tiene este pan, además de lo rico, crujiente y esponjoso (y por lo tanto ideal para bocatas), es que no necesita amasarse.
Nota 2: No os pongo el audio, pero os juro por Flaubert que cruje alto y claro como el maderamen de un viejo galeón.