
Ingredientes:
– Seitán.
– Caldo de verduras (yo lo hice con lo verde del puerro y los rabanitos, pero hay un terabyte de posibilidades por explorar).
– Vino tinto (o blanco, si no tiene).
– Cebolla, zanahoria, ajo, pimiento verde, pimiento rojo, guisantes, aceitunas verdes sin hueso (o rellenas de pimiento rojo), champiñones, especias al gusto y sal.
Elaboración:
Estofado de seitán…, trampangú…, llámalo como quieras… para salir del paleogastrolítico hay que empoderarse y atreverse a ponerles nombre nuevos a la comida nueva.
La cosa es tan fácil como rehogar la cebolla, zanahoria, ajo, pimiento verde y las verduras que le vayas a poner, añadir el caldo de verduras cuando ya esté todo bien pochado, una copa de vino, y triturar (o no, si te gustan los tropezones). Dejas que haga chup chup un ratín para que evapore un poco el vino y añades los champiñones, los guisantes (ambos pueden ser de lata, incluyendo el líquido), las aceituna verdes, finas hierbas, laurel, jengibre, pimienta y sal. Dejamos hacer un poco más de chup chup a fuego lento y finalmente añadimos el seitán casero (o comprado, si no te apetece prepararlo tú mismo) en tiras cortadas finas (a mandolina o pelador). Previamente lo habremos salteado en aceite de oliva, añadiendo al final, ya con el fuego apagado, un chorrito de salsa de soja.
Nota: Una cucharadita de la salsa «marmite» le da un toque potente y sabroso. También le va que ni tintá una cucharda de mostaza antigua o de Dijon.
Aviso importante: Si al final le añades un majado de ajo, perejil, sal de setas (o ahumada, o del Himalaya, ó sal valyria, o de las salinas se la poza de sal, o de la que tengas…), y en lugar de champiñones le pones shitake, o boletus…, tus comensales, he aquí el aviso, corren un serio peligro de experimentar un orgasmo gastronómico.